Impresión bajo demanda
La impresión offset sobre papel se remonta al inicio del siglo XX. Consiste básicamente en aplicar tinta sobre una plancha metálica en la que se ha grabado la imagen a imprimir, la plancha transfiere (offset en inglés) la tinta a un cilindro de caucho o silicona y éste último es el que imprime la imagen sobre el papel u otro material. El offset transformó radicalmente la industria editorial porque permite tiradas muy grandes de gran calidad y a un coste pequeño, razón por la que sigue siendo el método de impresión más usado en la actualidad. Sin embargo, este método tiene algunos inconvenientes, siendo el principal que al concentrar gran parte del coste en la compleja preparación de la impresión, las tiradas reducidas son caras.
La imprenta digital consiste básicamente en la impresión directa sobre papel, u otro medio, desde un archivo digital sin necesidad de creación y reposición de planchas. Ello permite, entre otras cosas, que los plazos de entrega sean muy cortos y que el coste para tiradas pequeñas sea menor. Aunque se solía considerar que el offset permite más calidad en la impresión, las nuevas imprentas digitales atestiguan que eso ya no es así, en la inmensa mayoría de los casos.
Que un fichero informático contenga un libro que se puede imprimir rápidamente con resultados satisfactorios es ciertamente revolucionario. Puede viajar y estar en cualquier parte del mundo y acceder a todo tipo de canales de distribución y venta; minimiza las devoluciones y destrucciones de stock; mantiene los catálogos siempre vivos; aumenta el control del inventario y disminuye los gastos de estructura… y un largo etcétera.
La impresión digital, como en su día la imprenta offset, está revolucionando la forma de trabajar de los intervinientes en el proceso del libro, incluidos editores, imprentas, distribuidores y librerías. El escenario teórico es el siguiente:
- La editorial o el autor envía el fichero del libro con sus metadatos a los canales de distribución, incluyendo o no un cierto número de ejemplares ya impresos.
- El vendedor expone el libro en sus escaparates de internet y en su caso en sus estantes físicos. Cuando un cliente compra un libro a través de internet, la tienda encarga el libro a la imprenta y ésta se lo envía al cliente. Cuando un cliente compra en la tienda física un libro, la tienda solicita su reposición al distribuidor y es éste quien ordena la impresión de los libro para reponerlos en los estantes.
La madurez de la impresión digital se acredita porque ya hay actores que están poniendo en práctica con éxito sus teóricas posibilidades. Así, han surgido tiendas-librerías de venta por internet que se asocian con impresores o los integran en su estructura. Eso les permite recibir directamente los ficheros del libro del editor y encargar al impresor la impresión y despacho de cada libro que se compra. Este es el caso, por ejemplo de Amazon-CreateSpace. Han surgido también distribuidores que se asocian o integran impresores, lo que les permite recibir los ficheros del editor y satisfacer las peticiones de los minoristas. Este es el caso, por ejemplo, de Ingram, el mayor distribuidor de libros del mundo.
La impresión digital está impulsando también nuevas relaciones entre el libro impreso y el libro digital. Por ejemplo, algunas tiendas ya facilitan la venta conjunta en un solo paquete a precio reducido del digital y el impreso. Para cualquier editor es muy beneficioso que sus libros estén presentes también en estas nuevos sistemas de impresión, distribución y venta de libros. Pero para ello tienen que adecuar sus ficheros de metadatos y producir tanto ficheros para libro impreso como para su versión digital. Además, para que un fichero se imprima igual en diferentes imprentas y en diferentes países tiene que cumplir unos standares comunes de tamaño, tipo de papel, cubiertas, etc.
Fernando Nolla
Noviembre 2014